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Plaza Mayor: Presidida por la parroquia de la Asunción. Declarada Bien de Interés
Cultural en 1.992, permanece en pie desde el dominio de la zona del marquesado de Villena, con una excepcional bóveda curvada acompañada de ábsides con toques góticos propias del siglo XVI, resalta por sus imponentes contrafuertes ornamentados por “bolas” bajo la cornisa del tejado.

 
Otros elementos de interés son la Capilla del Rosario de estilo barroco con cúpula
sobre pechinas y otras dos más pequeñas; la de San Roque y otra de estilo rococó biselada con escudos heráldicos.


En el casco urbano las viviendas que pertenecieron a familias nobles durante el
gobierno del Estado de Jorquera sobre la aldea de Mahora entre los siglos XVI y
XVIII. Los escudos heráldicos de las portadas bien adornadas rememoran tiempos de importante actividad estamental de la zona.


Es grato caminar por el Paseo de la Mancha y por el jardín de la Glorieta.
En las afueras se encuentra un molino que refleja los orígenes de una sociedad
eminentemente agrícola en la localidad. En dirección a Valdeganga, existe un puente ferroviario por el que supuestamente se iban a recorrer los trenes el trayecto entre Baeza-Utiel.

 
El entorno de Mahora es en general llano, pero no por eso menos interesante, dada su historia, existían grandes fincas con casas de campo con dependencias distintas para los señoritos, los trabajadores, animales, aperos, ganado, etc.
Pero sin duda los grandes encantos desde el punto de vista natural, ambiental y
paisajístico es el Valle de río Júcar, que hace de Mahora una de las principales
localidades de la Manchuela que aporta excelentes vinos con denominación de origen.


Diversas variedades de uva aportan de una gran riqueza enológica los caldos
vitivinícolas de nuestra tierra manchega.


Y el río Valdemenbra, hoy seco, pero en otras épocas con agua, forma el
Barranco de La Hoz o Caña, con distintos elementos etnográficos, arqueológicos y ambientales, sobre todo en la desembocadura donde el nivel freático sale y forma "El Charco Azul", lugar bucólico con frondosa vegetación de ribera de río.

 

 

El nombre de Mahora es eminentemente árabe, pudiendo devenir del vocablo que
debiera significar algo así como “la taberna”.


No se tienen demasiados datos de las primeras culturas que habitaron este territorio, aunque existen algunos yacimientos arqueológicos de origen, como el asentamiento de época ibérica de Villaralto. Hay constancia de la existencia de yacimientos en la Casa de la Matosa, Villares de Tochoso o los restos de la Calle San Roque que afirman la romanización de este territorio a partir del siglo I a. C.


La fase de recuperación de este territorio correspondió a Alfonso VIII y Alfonso X “El
Sabio”. Con la retirada musulmana, el monarca Sancho IV cedió parte de la zona al
Infante D. Manuel (señorío de Villena), que la dotó de prosperidad y calma. En
generaciones posteriores, su Hijo Don Juan Manuel, creó el Marquesado de Villena con Alfonso de Aragón en 1372. No tardaría en volver a pasar a manos reales por las discrepancias entre el poderoso Marques y la Corona.

Los cambios ocurridos en la siguiente centuria (siglo XV) permitieron recuperar el
Marquesado, pasando ahora el gobierno del territorio a manos de Don Juan Pacheco.

Su vástago Don Diego López Pacheco, pronto desató la ofensiva como cómplice en el bando de Juana la “Beltraneja” por la sucesión a la Corona de Castilla contra los Reyes Católicos.

Las zonas desobedientes a la Real Corona pasaron a la jurisdicción del Estado de Jorquera, que siguió en manos de la familia Pacheco hasta la desaparición de los
señoríos en el siglo XIX.

Fue entonces cuando alcanzaría su apogeo histórico, cuando se independiza de la
mencionada Jorquera e instalándose numerosos nobles que hicieron que se
construyeran numerosas casas palacio o casonas de las que aún quedan algunas en parte, conservándose algunos de los escudos nobiliarios que los presidían. De ahí que se la conozca como la “Corte Chica”.

Además cabe destacar su Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de Gracia, de enorme
interés por los estilos arquitectónicos en su construcción. Y el convento (hoy casi
derruido) que fue de los Franciscanos Descalzos.


El pueblo de Mahora tiene como pilar económico la agricultura (tanto de secano,
destacando el viñedo, como de regadío, con alfalfas, maíz, etc). Además destacan
sectores en auge como el de servicios o de la construcción con nuevas aperturas de tiendas y talleres, destacando también algunas empresas innovadoras, pero al mismo tiempo tradicionales como una quesería o un vivero.

Y sin olvidarnos de la hostelería cuyos servicios son múltiples, destacando la gran
oferta de bares, restaurantes, pub, hostales y un alojamiento rural (una gran casona rehabilitada con gusto y calidad) mas los servicios básicos de autoconsumo, servicios culturales y equipamientos deportivos, etc.

 

 

 

Las fiestas en Mahora se prolongan a lo largo de todo el año, siendo las más
importantes la celebración en agosto, de sus santos patrones, la Virgen de Gracia (el día 15) y San Roque (el 16).

 
Días de Fiesta a celebrar:
- San Antón, el 17 de enero, con romería al campo, la popular "Subasta", la típica
matanza del cerdo y la degustación de gachas y arroz caldoso de matanza.
- Jueves Lardero, con la tradicional comida al campo.
- Carnavales, celebrandose un par de días (coincidiendo en fin de semana).
- Semana Santa, con procesiones el Jueves y el Viernes. Siendo el día principal el
Domingo de Resurrección, por la mañana muy temprano con Procesión del Encuentro.
Los quintos (entrantes y salientes) durante esta noche preparan las denominadas
"albicias", que son ramos de flores que se ofrecen a la Virgen.
- 30 de Abril, canto de los Mayos a Ntra. Sra. de Gracia.
- San Isidro Labrador: Una romería, la comida en el campo y concursos entre otros
de arado amenizan esta jornada y por la tarde como fin de fiesta la tradicional verbena.
- El mes de agosto es la época elegida para realizar el verano cultural debido a la gran afluencia de participantes.
- A mediados de este caluroso mes se celebran las fiestas patronales. Cabalgatas, fuegos artificiales y toros de fuego son eventos que se realizan para colorear y engalanar estos días tan especiales. Con un ambiente creado para disfrutar y las acogedoras gentes de este pueblo todo es propicio para pasar un rato agradable.

En definitiva, unas fiestas que alegran a la población y atraen a cada vez más
visitantes